Publicado el 12/05/2023
Smart contract o contrato inteligente es un programa que en vez de estar registrado en una servidor centralizado, está instalado en un servidor descentralizado, más concretamente en una blockchain. Aunque se denominan contratos, los Smart Contracts solo en algunos casos se usan con fines contractuales, ya que normalmente se usan como un programa que forma parte de una aplicación descentralizada. Algunos casos de uso más simples de los contratos inteligentes van desde una simple transacción económica, como enviar dinero de una persona a otra, a la creación de tokens.
En cualquiera de los casos este programa debe cumplir con las normativas, pero en el caso que el Smart Contract se use como contrato, hay una serie de cuestiones legales que deben ser tenidas en cuenta para garantizar su eficacia y validez jurídica. En este artículo realizaremos un breve análisis de los aspectos jurídicos más relevantes de los Smart Contracts usados como contratos y comentaremos posteriormente los aspectos jurídicos que deben cumplir los Smart Contracts usados en aplicaciones descentralizadas (DApps) con un uso distinto al de contrato.
¿Tienen validez jurídica los Smart Contracts utilizados como contratos?
Habitualmente se da por hecho que los Smart Contracts tienen validez jurídica ya que en derecho contractual existe libertad de forma y, por tanto, un código informático puede ser un contrato siempre y cuando cumpla con los requisitos establecidos en el Código Civil referentes a la existencia de consentimiento válido de las partes, objeto lícito y causa. La cuestión es determinar si los contratos inteligentes cumplen realmente estos tres requisitos.
Respecto al objeto y la causa no hay problema en su cumplimiento, el objeto del contrato debe ser cierto, determinado o determinable, lícito y no debe recaer sobre cosa que se encuentre fuera del comercio. La causa del contrato debe ser existente, lícita y veraz. Por último, en cuanto al consentimiento, dado el carácter automático de los Smart Contracts, éste existirá desde que se manifieste la aceptación. Además, no sólo será necesario consentir en cuanto a la perfección del contrato sino también acerca de la ejecución automática de todas o parte de las prestaciones en las condiciones previamente pactadas.
Al ser los Smart contracts códigos informáticos escritos en lenguaje codificado que no puede ser entendido por la mayoría de los consumidores, y dado que la ley no permite que las condiciones del contrato se dejen únicamente al arbitrio de una de las partes, la principal cuestión a tener en cuenta será que el contenido del contrato sea inteligible para ambas partes.
Es aquí donde entra en juego la figura de los llamados Smart legal contracts o contratos legales inteligentes.
Los Smart legal contracts son contratos celebrados a través de una web o aplicación accesible para los usuarios, en lenguaje natural, entendible por todo el mundo, existiendo en el back end uno o varios Smart contracts autoejecutables, alojados en la cadena de bloques .
De este modo, los Smart legal contracts incluyen las cláusulas del contrato de modo que puedan ser entendidas y aceptadas por los consumidores y cumplen por tanto con los requisitos legales para ser considerados como contratos válidos. Estos contratos combinan la automatización y la seguridad de los Smart contracts con la validez jurídica de los contratos tradicionales.
Cuestiones jurídicas a tener en cuenta
A pesar de que los Smart legal contracts tienen muchas ventajas, de la aplicación de esta tecnología a las relaciones contractuales surgen diversos problemas jurídicos que deben ser identificados y solucionados al desarrollarlos para que se adecúen a la legalidad vigente.
En primer lugar, es muy importante tener en cuenta cuál será la ley y la jurisdicción aplicable al Smart contract, tanto en la fase precontractual, al propio contrato, como a cualquier conflicto que pueda surgir.
Otra cuestión importante es la responsabilidad legal en caso de errores de programación o fallos técnicos. Si un Smart contract se ejecuta de manera incorrecta o se produce un error en el código, puede tener graves implicaciones legales. En estos casos, es importante establecer responsabilidades claras y determinar quién es responsable de los errores y los fallos. Sería conveniente también implementar métodos de resolución de conflictos y reclamaciones que se canalicen a través de la propia blockchain.
También es necesario tener en cuenta la posibilidad de ejercitar el derecho de desistimiento que permite que el consumidor pueda dejar sin efecto el contrato en ventas en línea o electrónicas en un plazo máximo de catorce días. Es importante que se establezca un sistema para ejercitar este derecho de desistimiento en los Smart contracts.
Además, deben tenerse en cuenta todos los aspectos relativos a la privacidad y la protección de datos. Dado que los Smart contracts están basados en blockchain, todas las transacciones y acuerdos quedan registrados permanentemente en la red. Esto significa que es importante garantizar la privacidad y la seguridad de los datos personales y financieros de las partes involucradas.
Por último, no debemos olvidar que junto a las Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAO), las Aplicaciones Descentralizadas (DApps) son probablemente la forma más común de complejos contratos inteligentes. En estos casos, los Smart contracts que formalizan sus reglas de procedimiento deben también, por supuesto, adecuarse a las normas legales.
Existen distintas cuestiones controvertidas respecto al uso de este tipo de Smart contracts y el cumplimiento de lo dispuesto en el Reglamento General de Protección de Datos. Sobre todo, deben analizarse los aspectos relativos al ejercicio de los derechos de rectificación y supresión (derecho al olvido), dada la naturaleza inmutable de la tecnología blockchain.
Además, los Smart contracts deben ser configurados de modo que cumplan con la normativa que exige que el interesado debe poder solicitar la intervención humana cuando una decisión automatizada produzca efectos jurídicos para él o le afecte significativamente. En este sentido, es necesario identificar la figura del responsable en la ejecución del Smart contract, obligado a salvaguardar los derechos del interesado.
En resumen, los Smart contracts son una tecnología que puede transformar la forma en que se gestionan acuerdos y transacciones en muchas industrias. Sin embargo, para que los Smart contracts sean eficaces y válidos desde el punto de vista legal, es necesario abordar una serie de cuestiones legales.
Como hemos visto, la solución a la mayor parte de los posibles problemas pasa por la previsibilidad de los mismos y la integración de elementos técnicos que eliminen el riesgo de su generación. Tal y como ocurre con todo tipo de contratos, cuanto más completo sea el Smart contract, menos posibilidades habrán de que surjan problemas en el momento de su ejecución.
Respecto a las cuestiones relativas a la protección de datos personales, sería conveniente abordarlas y documentarlas con anterioridad al despliegue del Smart contract, realizando una evaluación de impacto y, cuando se considere necesario, una consulta previa a la autoridad de control.
Autora: Miriam Tort
Asesora jurídica en tecnología blockchain y activos digitales.